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Política

Volantín | Ovidio y su 'conveniente' recaptura (Segunda Parte) – Meridiano.mx

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Por Salvador Cosío Gaona
Hay que recordar que la del pasado jueves 5 de enero, constituye la segunda detención de Ovidio Guzmán López, bajo la administración del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien como es de todos conocido, lo detuvo el 17 de octubre de 2019 y lo liberó el mismo día con el argumento de que mantenerlo detenido hubiera generado la muerte de decenas de personas. “Yo ordené que se detuviera el operativo y se dejara en libertad a este presunto delincuente” confesó meses después.
 Cuando aún quedaban preguntas sobre el primer Culiacanazo, el presidente fue confrontado en su conferencia matutina sobre la supuesta intervención del gobierno de Estados Unidos para presionar a las autoridades mexicanas y así se efectuara la detención en plenos dominios del Cártel de Sinaloa.
“Nosotros no recibimos órdenes de Washington, ¿sí?, porque en una de esas sale hasta en la portada de que nos instruyeron y que por eso se actuó”. 
 La sospecha de presiones extranjeras crecieron porque se criticaba la tensa relación con el gobierno de Donald Trump en materia de seguridad y el rechazo a seguir la Iniciativa Mérida, cuyo financiamiento desde Estados Unidos se concretó con Felipe Calderón para impulsar la guerra contra el narco.
Un mes antes del culiacanazo, el 16 de septiembre de 2019, el entonces gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, se reunió con agentes de la Administración del Control de Drogas (DEA), algo que nunca había ocurrido anteriormente entre ambos niveles. También acudieron funcionarios de la Embajada de EEUU y se pensó que se había tratado una petición para lograr la captura.
 Un año más tarde, el gobernador confesó que la reunión con la DEA fue para presumir logros en materia de seguridad y vigilancia para que se levantara la alerta de riesgo para los visitantes en el ramo del turismo. Su secretario de Seguridad le informó que se trataba de una visita honrosa y por eso accedió, pero aseguró que no trataron temas sobre el Ratón y solo coincidieron las fechas.
 De manera inicial, el priista sorprendió a la opinión pública cuando dijo en una entrevista televisiva que no sabía nada de qué estaba ocurriendo el jueves negro, que todo el caso lo llevó la administración federal. Después declaró que estaba terminando de comer ceviche cuando se enteró de las balaceras.
 Aquel jueves 17 de octubre quedó marcado en la historia como uno de los sucesos más oscuros en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Fue el día que el presidente de la República Mexicana ordenó liberar a uno de los narcotraficantes más buscados por los Estados Unidos de América del Norte siendo que ya había sido detenido por las fuerzas castrenses de nuestro país. 
 Fue también el día que el Ejecutivo de la Nación dobló las manos ante uno de los carteles de la droga más poderosos del país tras haber sido amenazado por los mismos delincuentes. Y esto no fue un invento de los ‘neoliberales’ ni de sus ‘adversarios’ ni del ‘hampa del periodismo’, pues fue el propio López Obrador quien tiempo después del humillante capítulo reconoció haber sido él quien ordenó la liberación del capo.
 Aquel día, Andrés Manuel y el Estado Mexicano fueron sometidos por el llamado Cartel de Sinaloa, ese al que pertenecen los hijos de Joaquin “El Chapo” Guzmán.  Y como se recordará, fue uno de los vástagos del narcotraficante más famoso del mundo, Ovidio Guzmán, el que estuvo detenido por unos minutos y enseguida liberado, luego de que uno de sus hermanos habría lanzado la amenaza que petrificó al presidente mexicano y lo hizo recular y liberar a quien llaman “Ratón”..
 Ese 17 de octubre de 2019, mujeres, niños, estudiantes y familias enteras tuvieron que refugiarse en oficinas, colegios, plazas, restaurantes y casas ajenas presas del miedo y el desconcierto que rodeaba a la capital de Sinaloa. 
 Como también ya se mencionó, la primera versión del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador fue que el Ejército y la recién creada Guardia Nacional fueron atacados por casualidad desde el interior de una casa, mientras los agentes realizaban patrullajes en un fraccionamiento de Culiacán, Sinaloa. Más tarde se comprobaría que el presidente mintió. 
 Debieron pasar horas para que la gente supiera las razones “reales” que llevaron a la violencia desatada una tarde que se convirtió en el jueves negro. En redes sociales circularon videos de sicarios desfilando con fusiles de alto poder, disparando contra militares; igual se veían autos quemados en vías principales y civiles resguardados en tiendas departamentales, al tiempo que las detonaciones eran incesantes en las calles.
 Alrededor de las 19:30 horas de ese día, las autoridades federales informaron que suspendieron el operativo, lo que significaba que habían liberado al sujeto que sí tuvieron detenido: Ovidio Guzmán López, hijo del Chapo Guzmán acusado por narcotráfico en la Corte del Distrito de Columbia desde 2018.
 Al día siguiente, el presidente López Obrador mintió porque aseguró que la decisión fue en consenso con el Gabinete de Seguridad. Meses después confesó que él dio la orden directa de frenar todo. 
 William P. Barr, quien fue fiscal general de EEUU desde febrero de 2019 a diciembre de 2020, sugirió en marzo pasado que el Departamento de Justicia colaboró en el operativo para detener al hijo del Chapo en Culiacán.
“Cuando intentamos arrestar al hijo del ‘Chapo’, llegaron 700 tropas paramilitares, con metralletas calibre 50 montadas en las cajas de las camionetas, y el Ejército se retiró”, dijo el abii ok fado en entrevista.
 Para diciembre de 2021, 26 meses después del culiacanazo, el Departamento de Estado de Estados Unidos renovó sus intereses por los Chapitos y ofreció una recompensa de cinco millones de dólares por cada uno de ellos, pues se aseguró que los Menores siguieron con el negocio desde la capital de Sinaloa tras el arresto definitivo de su padre en 2016.
 Algunos detalles adicionales sobre el culiacanazo fueron revelados a raíz de los documentos hackeados a la SEDENA por el colectivo Guacamaya, organización que vulneró la seguridad cibernética del Ejército el mes pasado y extrajo millones de correos electrónicos en 6 Terabytes.
En los documentos de uso interno para las Fuerzas Armadas se indican un par de llamadas distintas: la de los hijos del Chapo Guzmán, así como la orden del presidente López Obrador para dejar ir al objetivo. Hasta entonces se había reportado que el acusado se comunicó para cooperar con las autoridades, quienes le pidieron que sus huestes cesaran el ataque y las presiones para dejarlo ir.
 Pero no se sabía específicamente ni de manera oficial a quién llamó el Ratón. En la publicación reciente se asegura que Guzmán López estableció una línea directa con su hermano mayor, el Chapito, quien no accedió a retroceder y amenazó con matar a familias de los militares.
En los nuevos informes se precisa que las fuerzas de seguridad conminaron a Ovidio Guzmán López a las 15:17 horas para que persuadiera a sus hermanos que mantenían una actitud hostil de sus células. Ahí fue cuando llamó al Chapito.
 El titular de la Sedena dijo en su momento que la decisión de suspender el operativo fue determinada a las 19:49 horas, pero el informe revelado por Guacamaya Leaks indica que la llamada del presidente López Obrador se recibió a las 19:30 horas, casi 20 minutos antes. No queda claro por qué está vacío ese lapso de tiempo, solo se define que el total del operativo fue durante cuatro horas y 15 minutos.
 Esa suma de desfases temporales se añaden al número de personas asesinadas aquel día del culiacanazo. La Sedena aseguró que hubo ocho muertos, pero los informes internos señalan una víctima adicional, cuyos restos calcinados y cuerpos con impactos de bala estaban en unidades oficiales de la policía local, así como en un camión de laGuardia Nacional.
 Estos mismos informes robados a la dependencia militar han revelado pesquisas de la FGR para requerir información sobre la presunta responsabilidad de soldados que hubiesen protegido a los Chapitos y para lo cual ya han acudido a declarar algunos agentes que intervinieron.
 Tuvieron que transcurrir ocho meses después de los sucesos en la capital de Sinaloa para que el presidente asumiera su responsabilidad directa. 
 Un año después justificó su decisión alegando que pudieron morir 200 inocentes de haber usado toda la fuerza del Estado y desatar una serie de enfrentamientos en la imposición del Ejército. En diferentes fragmentos, el presidente ha colocado poco a poco las piezas del rompecabezas sobre el Culiacanazo, pero lo que sigue quedando claro es que dobló las manos frente al hampa. 
 Y en ese contexto, es cabida la reiteración de esta interrogante ¿Qué cambió de aquel 17 de octubre de 2019 a este jueves 5 de enero de 2023 con respecto a la captura de Ovidio Guzmán? Y una pregunta más ¿Por qué tendríamos qué creer la información que nos proporcionen tanto las Fuerzas Armadas como el presidente de la Nación, cuando ha quedado de manifiesto que ambos mintieron antes y pueden mentir ahora también?
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