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Punto y seguido – El Heraldo de México

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OPINIÓN
El fin de año y el inicio del nuevo es un punto y seguido en la vida nacional. Un punto y seguido que representa el cumplimiento del ritual de fechas, pero que es un tránsito que en el fondo no significa cambio alguno. Más bien, existe un continuo entre el año que terminó y el que inicia.
La dinámica económica no es afectada por el cambio de fechas, excepto que suben los impuestos, disfrazados de “ajustes por inflación”. El nuevo año trae consigo la amenaza de un proceso recesivo y una continua baja en el PIB. Pero estos datos son parte del legado del año 2022, y no representan una dinámica nueva. Son la continuación de la debilidad económica producto de las políticas del gobierno federal que afectan la inversión privada por amenazas con cambios abruptos en las reglas de inversión y al Estado de derecho.
Por tanto, los problemas presentes en la negociación entre los socios del T-MEC siguen siendo exactamente los mismos, en 2023 que en 2022. El diferendo energético va a llegar al panel en cuestión de días. El tema del maíz transgénico se aplazó de tal suerte que López Obrador le avienta el problema al siguiente gobierno federal.
El intervencionismo selectivo y guiado ideológicamente de la 4T en los asuntos de otros países continúa como política exterior que no parece tener fin, sino todo lo contrario. Los ataques a Estados Unidos sobre su intervencionismo en América Latina seguirán, según confirma la agenda de puntos para la reunión con Biden que ha publicado la Presidencia de la República. En la reunión bilateral con Estados Unidos, México acusará en tono moralino la aplicación de la Doctrina Monroe por parte de Estados Unidos, mientras México seguirá en desacato de su propia Doctrina Estrada, con intervencionismo a todo galope.
Obviamente esa esquizofrenia política es una receta ideal para tener pocos amigos en el exterior, hacia el norte y al sur. Y claramente México pierde autoridad moral y política en el mundo.
Las políticas sociales del gobierno seguirán siendo las mismas, con aumento en el apoyo a personas de la tercera edad. Pero la pobreza material sigue en aumento en México. Es decir, las políticas del gobierno seguirán manteniendo a las personas en situación de pobreza. Dado que el gobierno entiende la condición de pobreza como una fatalidad histórica, no emprende política para resolverla, sino simplemente para atenuarla. Los pobres en México están condenados a seguir en su circunstancia hasta el final de todos los tiempos, por lo menos en lo que la 4T respecta. Sostiene, en esencia, que la pobreza de México es culpa de otros, y a esos les corresponde resolverla. La actual administración se deslinda de las soluciones posibles, como la creación de políticas de empleo e inversión productiva y segura.
La política de asalto a los órganos autónomos sigue viva y con bríos para redoblar sus ataques a todo lo que huela a independencia. CONACYT, IFAI e INE, además de los órganos reguladores del sector petrolero, están en la mira de la ira presidencial. El gobierno rechaza toda rendición de cuentas y odia la transparencia, tanto o más que la autonomía de órganos reguladores. Redoblará sus agresiones presupuestales y políticas contra ellas. No quiere rendir cuentas, y tampoco quiere que los órganos electorales, INE y TEPJF, interfieran en su asalto al poder, en 2023 y 2024. Entre el 2022 y 2023 no habrá cambio alguno en las prácticas del gobierno para tomar las instancias como bastiones de su poder agrandado.
Mención aparte merece el cambio de Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. López Obrador hace campaña pública a favor de Yazmín Esquivel, la plagiaria, exigiendo sumisión. Independientemente de ser plagiaria, es peón obediente del Presidente, quien desea ejercer control absoluto sobre la SCJN para avanzar su agenda en el año y meses que le quedan de gobernante, además de protegerse después de dejar el poder por juicios en su contra por corrupción, abuso de autoridad y delincuencia organizada.
En 2023 no existe posibilidad de que cambie la política de seguridad. Las Guacamaya Leaks dejaron en claro que el ejército espía y conoce los secretos sucios del Presidente en materia de su complicidad con el narcotráfico. Lo tiene atrapado en su trama de financiamiento y sostenimiento de Morena en gubernaturas donde opera el crimen organizado. El ejército le hace el juego al Presidente, dejando crecer al crimen organizado, mientras se prepara para tomar el poder, en 2024 o más allá, no importa. Pero ya sabe que puede gobernar al país sin los civiles corruptos que todo lo estropean. En 2023 será más de lo mismo, mientras las fuerzas armadas adquieren conocimientos y ejercicio en el manejo de la administración pública.
Por lo pronto, el narcotráfico, la violencia y la corrupción reinan en México. 2023 promete ser un año no solo de más de lo mismo, sino donde se acelera la ocupación territorial del crimen organizado en México. Los compromisos exigen pago de facturas conforme se acerca el fin del sexenio. Es obvio que habrá una dinámica de mayor descomposición y violencia, en vez de las deseables disminuciones de todo lo que destruye el tejido social y democrático del país.
Las mañaneras serán más largas y frenéticas conforme las condiciones políticas, sociales y económicas del país se deterioren. Como dijo López Obrador alguna vez: “Si dejo las mañaneras, me tumban”. Parece que lo cree, de verdad. La única política pública en la que se esfuerza el Presidente es en la mañanera. Como dice el ejército en las Guacamaya Leaks, después de dar su conferencia de prensa cada mañana el Presidente descansa el resto del día. Se dedica a sus tratamientos médicos y masajes.
Y para mantener al país ocupado y pensando en otra cosa, emplea la mañanera en lanzar invectivas contra de sus enemigos. La polarización es su estrategia política central para mantener en tensión y preocupación al país. En 2023 esa estrategia no solamente seguirá, sino que se va a radicalizar. Será más de lo mismo, pero peor.
Lo bueno del fin de año es que se descansa un poco. Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que el año venidero nos presenta retos incluso mayores a los del año que dejamos. Y el 2024 ni se diga.
ricardopascoe@hotmail.com
@rpascoep

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