Política
DUC IN ALTUM: No sabe gobernar, ni le interesa – Astrolabio
Astrolabio
Francisco X. Salazar S.
Al presidente López solo le interesa su popularidad, lo que la mayoría de la gente piense de él. Y hace todo lo que puede para que la opinión que se tenga de él le favorezca. Obviamente, lo que más simpatías le genera es regalar dinero, becas, apoyos, pensiones y ayudas; pero que se note que lo envió él.
Aunque la solución de largo plazo para la pobreza son la educación y una economía competitiva que genere empleos, yo no estoy en contra de que se dé dinero a los más pobres mientras se generan esas condiciones (lo que se ve muy lejos con la 4T). Lo que cuestiono es de dónde sale el dinero y de dónde saldrá en el futuro.
Primero hay que generar el dinero y luego repartirlo. López no lo hace así. Lo que está haciendo es regalar el dinero ahorrado durante muchos años. Dinero que no es suyo sino producto de los ahorros de los mexicanos para pensiones y jubilaciones, vivienda y gastos médicos. Recursos que se habían guardado para emergencias, desastres, epidemias, imprevistos, o problemas provenientes del exterior; y para el desarrollo de tecnologías que requieren de inversiones que sobrepasan los plazos de los presupuestos gubernamentales anuales.
Este (des)gobierno recibió más de $300,000 millones de pesos ahorrados durante décadas, ¡y vaya que habían servido para remediar los siniestros de los terremotos, inundaciones, incendios, epidemias, y programas de vacunación, entre otras cosas! En cuatro años ya se gastó más de $200,000 millones, y quiere más para que no se caiga la popularidad del presidente López.
Después de malgastar la mayoría de esos recursos ahora no tiene muchas opciones para seguirlo haciendo. En primer lugar puede endeudar todavía más al país, pero solo podría obtener dinero muy caro, y si aumenta más la deuda, le restaría popularidad. En segundo lugar puede seguir saqueando los fondos ahorrados en los años anteriores pero ya se están acabando. Una tercera opción es quitarle más dinero a otros rubros como educación, salud, seguridad, investigación y tecnología, como ya lo ha hecho. Su problema es que ya no puede bajarles mucho más.
El único camino que le quedaría si quisiera tener más recursos de manera correcta sería promover que la economía crezca y genere más impuestos. Pero el presidente López no toma este camino porque no cree en la iniciativa privada ni en la competencia. Su ideología, de tinte socialista o hasta comunista, pero sobre todo mercantilista, sostiene que la economía debe ser manejada por el gobierno (el poder). Tanto gobierno y favoritos (cuates) como sea posible, sobre todo en sectores prioritarios o estratégicos (para AMLO son energía, petróleo, infraestructura y control de las aduanas).
Es evidente que para que la economía crezca se requiere inversión nacional y extranjera. Pero a la inversión hay que atraerla, no ahuyentarla. AMLO ha cometido errores garrafales que han sembrado la desconfianza en los inversionistas. Ha cancelado inversiones muy cuantiosas con argumentos falaces o mentirosos, como por ejemplo en el caso del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, donde afirmó que había “corrupción” aunque nunca hubo una investigación, ni culpables, ni denuncias, solo sus dichos. Resultado: esa tonta decisión de entrada ya nos ha costado a los mexicanos más de $600,000 millones de pesos, más lo que se acumule por otros 30 años.
¿Por qué lo hizo? Por capricho u ocurrencia, igual que con la Cervecería en Mexicali, los contratos petroleros, las plantas de energías limpias, las gasolineras, etc., etc. Y para acabarla de amolar el problema se agrava porque solo saben gastar dinero, pero no saben gobernar. Es más, no les interesa. No han conseguido mayor seguridad, ni mejor educación, mucho menos mejor salud. No han logrado crecimiento, empleos formales, ni la paz y tranquilidad que anhelamos. Y menos eliminar la corrupción, el nepotismo o el compadrazgo.
No conocen, ni les interesan, las relaciones internacionales. Solo saben criticar y pelearse con los que deberían ser nuestros socios y aliados. Y los gobernantes de los países con los que tienen amistad son nefastos: Cuba, Nicaragua, Venezuela. El caso de la elección del director del BID ejemplifica su inepcia. López pensó que después de pelearse con Estados Unidos, con felicitarlos o invitarlos a desayunar, ya iban a aceptar a Gerardo Esquivel –por cierto, de lo mejorcito que tenía en su equipo; a diferencia del presidente se portó como un caballero y felicitó al brasileño elegido– como el candidato por el tendrían que votar. Y como no le hicieron caso ya lamentó la decisión: “más de lo mismo”, fuchi.
Tan no les interesa gobernar que gracias a los hackers de Guacamaya ya sabemos que, aunque se levanta muy temprano para la mañanera, más de la mitad del día López se la lleva muy descansada. Como dijo un columnista, “en Palacio la vida es más sabrosa”: comida, siesta y macanazos o toletazos. Y ya en la tardecita, a ver qué tenemos para ooootra mañanera. La austeridad y pobreza franciscana no se conocen en Palacio; honestidad valiente, ja, ja, ja.
Potosinos Enchilados
Galería del Horror de Enero a Octubre de 2022, presentada por Causa Común:
Es el resultado de los “abrazos, no balazos”.
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